miércoles, 29 de febrero de 2012

Los clásicos nos cuentan que los poderes misteriosos del otoño crearon la sequedad en el cielo y el metal en la tierra. Entre los sabores, crearon el acre. Entre las emociones, el dolor. Uno no puede rechazar el dolor ni regodearse en él durante mucho tiempo. Cualquiera de los dos caminos conduce a la obsesión. Las personas que sufren deben comer cebollino, jengibre, cilantro y romero. Estos ingredientes son los más acres y consiguen detener el dolor, extraerlo del cuerpo, y que se lo lleve el viento.

LIAN WEI, El último chef chino, Pekín, 1925.

De la novela de Nicole Mones, El último chef chino.

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