sábado, 25 de febrero de 2012

Reflexión.



Los aprendices me han preguntado cuál es el punto culminante de la cocina. ¿Los ingredientes frescos? ¿Los sabores más complejos? ¿Lo rustico o lo raro? No es nada de eso. El punto culminante no se encuentra ni en el hecho de comer ni en el de cocinar, sino en el ofrecimiento y en la acción de compartir la comida. La buena comida jamás debería degustarse en soledad. ¿Qué placer puede obtener un hombre de la buena cocina a menos que invite a sus amigos más apreciados, que cuente los días que faltan para el banquete y que componga un poema anticipado para la carta de invitación?


LIAN WEI, El último chef chino, Pekín, 1925.

De la novela de Nicole Mones, El último chef chino.

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